Instalación de Ruben Fuentes Gonzalez y Paula Valero.


“Cuerpos celestes”
En esta obra, los lunares o manchas del cuerpo son aprovechados para construir una suerte de constelaciones, entramados geométricos a partir de la aleatoria distribución de los puntos dérmicos. El origen de la palabra lunar, proviene etimológicamente de antiguas creencias que atribuían su aparición a la incidencia de la luz de la luna. Actualmente se sabe que son manchas congénitas pero que también aparecen tras la exposición de la piel a la luz solar. De cualquier modo, esta relación con los astros, nos ha llevado al vinculo poético del cuerpo humano con los cuerpos celestes, por esta razón disponemos las cajas de luz con las fotografías de cuerpos en el techo de la sala, obligando así al espectador a mirar hacia arriba como observaría el firmamento. A su vez, los cuerpos en fragmentos, se entrelazan, formando otra constelación antropomorfa, cuerpos que no son sino un único cuerpo en diferentes posturas y ángulos. Esta relación apunta a la problemática actual de la fragmentación del yo, el ser humano contemporáneo tiende a perderse fácilmente en el ruido de la convulsa vida de las grandes urbes, perdiendo la unidad con el todo, la relación con el universo. Esta obra pretende sacar al espectador de su pequeño ego, e inducirlo a contemplarse como una prolongación del cosmos del cual es parte inseparable, después de todo, como afirman los físicos teóricos no somos sino polvo de estrellas.